Ser ama de casa, y solo ama de casa, está mal visto, sobre todo si es la mujer que hace este papel.
Atender las labores de la casa y el cuidado de los hijos y no tener un trabajo «fuera», parece una cosa anticuada e indeseable, o aún peor, una perpetuación de los roles machistas inveterados que hay que cambiar para llegar a una auténtica igualdad entre hombre y mujer.
Sin embargo, la realidad social es terca y las labores del hogar y el cuidado de los hijos siguen recayendo mayoritariamente en las mujeres; aunque es cierto que se ha dado un gran adelanto en la implicación del hombre en este ámbito.
Trabajar fuera
Parece que el ideal sea el matrimonio en el que los dos trabajan fuera de casa y comparten por igual las cosas de la casa y de los hijos. Esto plantea el problema de la conciliación trabajo-hogar, terreno en el que el mundo profesional debe todavía hacer muchos cambios para que sea una realidad asumida sin necesidad de grandes tensiones. Parece que se ha conseguido un equilibrio bastante aceptable entre trabajo y descanso; pero no entre trabajo y vida familiar. Y la mujer suele ser la más perjudicada, obligada en gran medida a trabajar fuera como si fuera un hombre y a cuidar del ámbito privado como si fuera ama de casa en casi exclusiva, con la tensión y el cansancio que provoca, raíz de michos de los problemas matrimoniales y de relación de pareja que nos encontramos hoy en día.
Una opción libre
El vídeo de Javier Callejón y Lola de Lara recurre al humor para recuperar algunas ideas que pueden enriquecer el debate y ampliar el campo de las soluciones. Plantea la tarea de ama de casa como un trabajo equivalente al que se realiza fuera de casa, o en casa mediante el llamado teletrabajo. No está remunerado ni cotiza en la Seguridad Social, ciertamente; pero este es un aspecto que quizá haya que revisar también.
En conclusión, valorar el trabajo de ama de casa -o amo de casa-, como un trabajo profesional tan satisfactorio y con tanta proyección -si no más- que cualquier otro, y optar por él libremente, puede ser una vía para, entre otras cosas, evitar muchos de los trastornos personales, familiares y de pareja que dificultan la relación y la ponen en peligro.