La pérdida de un ser querido, afecta no solamente a nivel individual sino también a nivel familiar. Ambas alteraciones se influyen recíprocamente dándose un proceso de causalidad circular, es decir, lo que ocurre en el sistema familiar repercutirá a nivel individual y viceversa.
Desde este punto de vista, cuando un duelo se complica y pasa a ser calificado de patológico, cabe la posibilidad de intervenir a nivel familiar, por ejemplo, desde la psicología sistémica, para abordar la sintomatología provocada por éste en algún miembro de la familia.
El proceso natural, por el que cada sujeto tiene que pasar para la elaboración de un duelo, podrá desarrollarse de modo más saludable y esperable a medida que las condiciones familiares le sean propicias. Se pueden observar una serie de etapas en cuanto al proceso de duelo a nivel individual y, cada una de estas etapas se puede relacionar y asociar con otras de índole familiar. ¿Por qué fases y etapas, tanto a nivel familiar como individual, se espera que ha de pasar un duelo causado por la pérdida de un ser querido, para que dicha pérdida no tenga consecuencias excesivamente perjudiciales para la salud emocional de los familiares?
- ASUMIR LA REALIDAD DE LA PÉRDIDA y reconocimiento compartido de la realidad de la misma. Fundamental, que con el transcurso de los días tras la pérdida, la familia vaya progresivamente afirmando la realidad de la pérdida y que cuando se comuniquen entre ellos sea reconocida esta realidad.
- DAR EXPRESIÓN A LAS EMOCIONES Y AL DOLOR. Experiencia compartida de las emociones y del dolor. Es necesario conocer y trabajar este dolor o se manifestará mediante síntomas u otras formas de conducta disfuncional.
- ADAPTARSE A UN MEDIO EN EL QUE EL FALLECIDO ESTÁ AUSENTE. Reorganización del sistema familiar. El rol del superviviente, necesariamente se va a ver afectado y tendrá que sufrir una serie de modificaciones. La adaptación de los miembros de la familia al medio, sin el fallecido de un modo favorable estará íntimamente ligada a cómo se produzca la reorganización el sistema familiar.
RECOLOCAR EMOCIONALMENTE AL FALLECIDO Y CONTINUAR VIVIENDO. Reintegración de otras intereses y metas en la vida. Se trata de invertir la energía psíquica en otras personas y relaciones pero sin tener que olvidar al fallecido. No olvidar, pero que el recuerdo no provoque un sufrimiento que bloquee un desarrollo personal y familiar saludable.