José María Contreras es asesor familiar y avisa: si hay problemas en el matrimonio, cuanto antes se pida ayuda, mejor. El tiempo no arregla las cosas, las pudre, afirma.
José María Contreras ha recorrido una dilatada trayectoria profesional como formador de directivos de empresa y como asesor personal y familiar. Ha impartido más de dos mil talleres y conferencias y escrito una docena de libros, y actualmente mantiene un un podcast, La vida como es, sobre la vida matrimonial y familiar.
Sobre estas cuestiones versa su última obra, 101 preguntas sobre educación de los hijos, donde agrupa cuestiones que le han ido planteando desde distintos ámbito en torno a la influencia del ambiente o de los amigos, el noviazgo y la relación de pareja, la forma de hablar con los hijos, etc.
-Si se hubiera planteado esta obra hace cuarenta años, ¿qué grandes diferencias habría en las preguntas?
-Bueno, ésta es una pregunta que tendría muchas contestaciones. Hace cuarenta años los matrimonios eran más estables, no había nuevas tecnologías, muchas más mujeres estaban en su casa, la sociedad era más normativa, había una conciencia más global de lo que estaba mal y lo que estaba bien, quizás se sociabilizaba menos, la seguridad económica de la familia era distinta… Actualmente muchas personas se encuentran
rechazadas por sus opiniones o creencias, muchas personas dudan y necesitan ser reforzadas.
-¿Qué es entonces lo que nunca cambia?
-La base de la educación está en el ejemplo que dan los padres a los hijos, qué cosas hacemos los padres y por qué las hacemos. Si los padres no tienen una vida -en cuanto a creencias y amores- que resulte atractiva y valiosa, los hijos llegan a la adolescencia sin las defensas necesarias para tener su propio criterio en cuestiones fundamentales de la vida. Entonces se dejan llevar por sentimientos pasajeros producto de su poca
experiencia y de sus hormonas, que les hacen en muchos casos llevar una vida que nos les llena, porque en el fondo está vacía.
-¿Por qué los padres de hoy necesitamos tantos consejos, libros, conferencias, etc., sobre la educación de los hijos?
-Un padre o una madre que tenga unas creencias sólidas, que procure vivirlas y cuyos hijos vean que las vive y que sepa conjugar la comprensión, el cariño y la autoridad necesitarían menos conferencias y libros. Aunque siempre necesitarán asesoramiento en cuestiones puntuales.
-Nuestros padres y abuelos no lo recibieron, sin que por ello fueran peores padres…
-Me gustaría decir que nuestros padres y abuelos también dejaron heridas en sus hijos. Las principales siempre tienen relación con no sentirse querido o comprendido y ayudado. Actualmente, con la epidemia de separaciones y divorcios, hay más heridas de este tipo.
-¿Cómo pueden evitarse?
-Muchas veces las energías se gastan en el hogar en poderme llevar bien con la pareja y los hijos quedan en un segundo plano. Hay que motivar a los padres para que eduquen a sus hijos y para que estos se sientan queridos. No digo para que quieran a sus hijos, sino para que estos lo perciban, que no es lo mismo.
-No es difícil que a la pregunta acerca de los valores que queremos que tengan nuestros hijos no se sepa contestar. Y que, incluso, ante una pregunta relacionada con los valores que tiene una persona, ésta no sepa cuáles son. La educación es la transmisión de valores, para ello los educadores tienen qué estar convencidos que merece la pena vivir de esa manera, aunque cueste.
-En otro orden de cosas: ¿en qué momento de las dificultades matrimoniales hay que pedir ayuda?
-Muchos matrimonios necesitan ayudan para tener una buena relación. La vida no es muy larga, pero es muy ancha y ocurren muchas cosas. Hay en la sociedad una tendencia a prevenir en muchos aspectos de la vida: los chequeos médicos han aumentado como medida de prevención y los asesores se han multiplicado. En cambio, hay mucha reticencia en pedir ayuda en temas de pareja. Ha de pedirse al menor síntoma, antes de que el problema se agrande.
Muchas parejas piden ayuda cuando la situación es muy grave y la solución difícil. Este retraso muchas veces viene provocado por vergüenza, por la creencia de que el tiempo arregla las cosas, cuando es al contrario: lo que hace el tiempo, al menos en estas situaciones, es pudrirlas. También ocurre un cierto reparo a decir a la pareja que se necesita ayuda. Cuanto antes, mejor.
-En su experiencia como consejero familiar, ¿sabría decirnos un consejo que le haya funcionado siempre, que siempre haya sido positivo y adaptable para todas las familias?
-Hay algo que no falla y es que el querer a las personas ablanda su corazón. Cuando una persona se siente querida, antes o después empezará a escuchar. Uno escucha a aquellos que sabemos que nos quieren, aunque parezca que no es verdad en ciertos momentos de la vida. Antes o después, el amor termia derrumbando la resistencia.
Extracto de la entrevista de Carmelo López-Arias a José María Contreras en Religión en Libertad, 15 diciembre 2021
Foto: Ismael Martínez Sánchez