Hoy, para variar, vamos a presentar un libro, uno que puede ayudar a establecer unas relaciones de pareja estables, sin que se zarandeen por cualquier disgusto. Se trata de «Armonía. La sorprendente comunicación en la pareja» (Ediciones Rialp, 04/09/2020). Su autor, Alfred Sonnenfeld, es Doctor en Medicina y en Teología, es experto en liderazgo y ética en la dirección de empresas y actualmente es Profesor ordinario en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR).
Muchas frustraciones empiezan desde la nada, pero bajo el influjo de patrones neuronales desquiciados: un silencio, una omisión, un olvido… Nada ha ocurrido, salvo un desacuerdo, un problema: y este debe solucionarse a través de una comunicación llena de empatía, en sintonía de corazones.
Sonnenfeld, autor también de «Educar para madurar» y «Serenidad. La sabiduría de gobernarse», entre otras obras; aborda en esta ocasión el perfeccionismo y la imperfección, el respeto al otro, el egocentrismo y el romanticismo como disolventes de una auténtica relación de pareja, y el correcto entendimiento del amor y del sexo, encaminados a hacerla perdurar. Mediante el pudor, además, el sexo conservará buena parte de su valor y de su misterio.
Con su habitual lenguaje riguroso y claro, y mediante ejemplos tomados de la vida actual, nos descubre los orígenes de los fracasos de las relaciones humanas y nos proporciona unas certeras pautas para orientar la búsqueda de soluciones razonables y efectivas. Aunque de manera explícita, sus consideraciones se dirigen a la “sorprendente comunicación en la pareja”, sus análisis son, sin duda alguna, aplicables a los demás ámbitos de las relaciones familiares, educativas, profesionales, sociales y políticas.
Partiendo del hecho de que somos seres relacionales y de que, por lo tanto, nuestro crecimiento y nuestro bienestar dependen de nuestras habilidades para comunicarnos con los otros, nos explica cómo las expresiones orales son interpretadas de múltiples maneras dependiendo de las situaciones desde las que los oyentes escuchan los diferentes contenidos de los mensajes. Como él nos detalla, la pronunciación de una palabra, además de transmitir el significado consignado en el diccionario, expresa otros “sentidos” dependiendo de la forma en la que se pronuncia, de los gestos, de las expresiones del rostro y de la intención con la que el emisor la transmite.
Importantes son las consideraciones sobre el significado hondo de la palabra “amor”, a partir del hecho constatado de que el punto de partida de nuestra reflexión es -ha de ser- la aceptación de nuestra tendencia egocéntrica, la identificación de nuestras rarezas peculiares y de nuestros frenos para expresarnos con humildad. Oportunos, sin duda alguna, son sus toques de atención sobre las ansias -a veces incontenibles- de perfeccionismo, y sus orientaciones prácticas para que aceptemos las propias imperfecciones y para que gestionemos hábilmente las imperfecciones de la pareja.
Son especialmente acertadas sus reflexiones sobre los permanentes mensajes publicitarios que, al banalizar las prácticas sexuales, las despojan de sus valores y de sus atractivos. El pudor sigue siendo un arma imprescindible para defender y para administrar de manera acertada nuestros tesoros íntimos personales. Efectivamente, si las raíces de esta frivolización se hunden en la progresiva pérdida del respeto a la persona, este es el momento para emprender un proceso de reeducación para corregir errores y torpezas, para aprender a comunicarnos y a conocernos mutuamente y para “vivir en armonía, felices, con plenitud y con dignidad”.
Imagen de Lukáš Jančička en Pixabay