A veces se puede pensar en la pareja que pedir perdón es humillarse ante el otro; sería injusto no reconocer la falta, el error cometido.
Muchas parejas no se percatan de que sus hijos son buenos observadores: aprenden más por lo que ven que por lo que oyen. Incluso, llegan a hacer sus reflexiones personales al respecto. Hemos tenido ocasión de ver a hijos pequeños profundamente confundidos a ver que sus padres se ofenden mutuamente,
Por el contrario, unos padres de familia que saben dialogar, deliberar juntos, perdonarse, pedirse excusas, están haciendo escuela del perdón en su propio hogar.
Los hijos tienen el derecho a que los padres se reconcilien: es una situación ambivalente, incómoda, para los hijos encontrarse ante los padres en riña o altercado. Él es mi papá, ella es mi mamá. Los hijos no saben a quién dar la razón de la contrariedad. Muchas veces se oye decir: él o ella me ofendió.. Por tanto, que me pida perdón. En este caso, la persona que se reconozca más noble, más consciente, que dé el primer paso hacia la reconciliación. Incluso, que los padres pidan perdón a sus hijos; es un buen testimonio.
¿Qué es el perdón? El perdón es amar intensamente; en el caso de la pareja, el perdón deberá ser generoso y pleno si es un amor auténtico, capaz incluso de dar la vida por la persona que ama; perdonar es un acto liberador que consiste en ser capaz de romper la cadena que liga causas y efectos; el perdón rompe la irreversibilidad de los actos humanos; perdonar es ir más allá de la justicia, pues ésta no puede ser un freno al perdón.
En la vida de pareja, tal vez lo más difícil es la condición de no exigir reciprocidad, pues muchas veces es preciso renunciar al derecho que tenemos de ser compensados por algo que nos ha hecho el otro; igualmente, no siempre nos es solicitado el perdón, ni contamos con la humildad y el reconocimiento de quien nos ofendió. Es más sencillo cuando podemos ver el arrepentimiento del otro y los deseos de enmendar su proceder, pero muchas veces las personas nos ofenden o nos hacen daño sin darse cuenta.
El arrepentimiento, la verdadera humildad del otro ante su error es un elemento muy importante para facilitar el proceso de la reconciliación; exige desarrollar una visión comprensiva del otro y hacernos cargo de nuestras emociones y del efecto que éstas han generado en los demás. También el sentido del perdón es tener la oportunidad de enmendar el error, generar actos de reparación del daño y, a través de ellos, obtener tranquilidad y aprendizajes importantes para la vida.
Sobre todo, es importante tener en cuenta que el perdón posee dimensiones trascendentales; reconstruye la relación herida y maltratada y su efecto va más allá de la pareja: afecta positivamente a los hijos, familiares y amigos.