Aunque debería ser lo más normal del mundo, la realidad es que compartir las tareas del hogar es complicado. Siempre hay alguien de la pareja que suele hacer mucho más que el otro.
Cuando en casa conviven más personas, la cosa puede complicarse o simplificarse.
Para empezar, cada uno debe responsabilizarse de sus cosas. “La habitación, la ropa y las tareas personales de cada uno son de cada uno”, Las tareas comunes del día a día, como poner la mesa, el lavavajillas, las lavadoras o tender la ropa es necesario repartirlas entre los que conviven en el mismo hogar.
La clave es hacer las tareas del hogar en equipo, especialmente cuando toca limpiar a fondo. «El trabajo gordo es mejor concentrarlo en un día, así todos tenemos más tiempo libre, y si lo podemos hacer juntos, mejor».
Cuando algún miembro de la familia odia alguna de las tareas y no quiere hacerla, debe razonarse y negociar. Si es porque no sabe hacerla, se puede aprender practicando. Si es porque no le sale bien, también se irá perfeccionando poniéndola en práctica. “No es cuestión de pensar si me gusta o no, si odio realizar una tarea u otra. Hay que pensar en las tareas del hogar como algo natural, como algo más que hay que hacer y que, además, es en beneficio de todo el mundo que vive en la casa, y que cuanto antes lo terminemos, antes podremos disfrutarlo”.
“No debemos plantearnos si nos gusta o no nos gusta hacerlo, sino hacerlo directamente. Para ello, podemos ponernos música de ambiente o añadir algún elemento que nos ayude a hacerlo de la forma más agradable posible, como pensar en otras cosas mientras lo estás haciendo”.
Es necesario ser flexibles y negociar, pero en ningún caso menospreciar la importancia de las tareas del hogar y relevar a alguien de hacerlas.
Cuanto antes se implique a los hijos mejor. “Podríamos empezar implicar a los niños en las tareas del hogar a partir de los dos años. Hay padres que dicen que su hijo tira su pañal sucio en el cubo de la basura. Parece un gesto tonto, pero con esta simple acción, se le está dando mucha información al niño”.
Cuando en un matrimonio uno de los dos miembros hace mucho menos que el otro, lo que hace falta es un trabajo de pareja. “Habría que sentarse y reflexionar. Al igual que una familia debe formar un equipo, la pareja también debe serlo, porque si no, es difícil que funcionen las cosas”, argumenta. “Si compartes tu vida con esa persona es porque quieres que esto fluya y ser felices. Por lo tanto, debe haber una comprensión y una reflexión, y explicar cómo se siente cada uno y sus necesidades”.