Llevarse los problemas de la empresa a casa puede hacer que salten chispas con la pareja e hijos, se rompa la comunicación, se distancien las relaciones sexuales o se pongan excusas para no acudir a reuniones familiares
Para una buena parte de la población ya se han acabado las vacaciones e impera una vuelta a la rutina laboral. Este regreso se hace especialmente cuesta arriba en aquellas personas que no se sienten satisfechas con su labor profesional, con el sueldo que reciben, con sus jefes con los que no congenian… Ante esta situación es fácil entrar en conflicto con uno mismo y cuestionarse continuamente distintas trayectorias de vida que incrementan en gran medida la ansiedad y el estrés. De hecho, uno de cada cinco casos de depresión es atribuible al estrés laboral, según un estudio internacional liderado por investigadores del IDIBAPS y del área del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM), la Universidad de Linköping (Suecia) y del King’s College London, y publicado en Molecular Psychiatry. La cuestión es ¿cómo influye la vida laboral en la vida familiar?
Dos dimensiones
Según Joaquín Mateu, psicólogo y director del master oficial en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de VIU (Universidad Internacional de Valencia) hay una relación muy directa entre ambos ámbitos, «son dos dimensiones esenciales de la edad adulta, de tal manera que el malestar laboral influye negativamente en la vida familiar, al igual que si se está feliz también repercute positivamente en el hogar. Y, viceversa, una mala relación familiar puede provocar que uno se muestre más irritable con sus compañeros de empresa, más distante, desmotivado…» .
Juan Carlos Maestro, formador y autor de ‘Regálate Felicidad-Regálate liderazgo’, coincide al asegurar que si se es más feliz en el trabajo «también la familia es más feliz; es más, algunas investigaciones señalan que las personas felices pueden aumentar la productividad un 30%».
El director del master de la VIU explica que retomar las responsabilidades laborales tras las vacaciones siempre supone un esfuerzo y puede generar cierto estrés, «pero no hay que asustarse porque es parte natural del proceso que hay que pasar y que puede llevar unos días. Pasado este tiempo, si prosigue el malestar, lo más conveniente es replantearse si es necesario pedir ayuda al médico de referencia o a un psicólogo para evitar que repercuta negativamente en sus relaciones familiares o que se caiga en una depresión».
«Si estás mal en el trabajo es muy difícil, por no decir casi imposible, dejarlo aparcado, y éste termina afectando a las personas que te rodean, como la familia, que con frecuencia se convierte en víctima colateral»
Para Maestro un poco de estrés no es preocupante, pero si se padece en exceso y de forma continuada termina por hacer daño, tanto en el plano físico como en el emocional. «Somos personas holísticas donde todo afecta a todo; si estás mal en el trabajo o con estrés es muy difícil, por no decir casi imposible, dejarlo aparcado, y éste termina afectando a las personas que te rodean, como la familia, que con frecuencia se convierte en víctima colateral. Otra cuestión es cómo gestionamos el estrés; muchas personas no hacen nada al respecto y éste, con el tiempo, suele manifestarse en enfermedades o conflictos emocionales».
Acabar con el silencio
Llevarse los problemas de la empresa a casa puede suponer, apuntan los expertos, problemas en la relación de pareja al disminuir la comunicación, que salten chispas a la mínima, que se distancien las relaciones sexuales, que se busquen excusas para no asistir a reuniones familiares y, si se tienen hijos, es habitual que se tenga menos paciencia con ellos o que se les muestre indiferencia, con todo lo que supone para su infancia.
Uno de los mayores problemas de los que sufren en el trabajo es, según Joaquín Mateu, que tienden a no comunicarlo a su pareja y familia. «Hacerlo suele considerarse como un fracaso, por lo que se avergüenzan y optan por el silencio. Sin embargo, es un error; la familia es una fuente fundamental de apoyo social y expresar la situación es beneficioso para todos. En estos casos, lo primero que hay que fomentar es la comunicación».
En el ámbito empresarial Maestro apuesta por lo que ha denominado como Felicacia, un modelo de gestión empresarial que mejora los ambientes laborales, «crea climas ‘felicaces‘; es decir, felices y eficaces y, en definitiva, mejora el bienestar de las personas de forma considerable y medible. «Es esencial que las organizaciones aprendan a gestionar el estrés bajo el paraguas de esta fórmula. Siempre digo que es como un ‘orgasmo empresarial’, como un clímax o incluso una panacea, pues, por un lado, se alcanzan los objetivos previstos y, paralelamente, se logra la felicidad y realización de los trabajadores».
Volver al trabajo y evitar errores
Hay algunos consejos que a nivel individual harán más sencillo llegar trabajo, como, por ejemplo: ir más temprano para no tener prisas en nada (tráfico, gestiones al regreso…), reincorporarse con calma, llevar una lista de prioridades y evitar largas reuniones que nos agobien con la lista de tareas y correos sobre la mesa; marcarse retos de inicio de curso, hacer planes al acabar el trabajo (ya sea deporte, algo de ocio)…
En cualquier caso, si una persona es propensa a estresarse, quizás necesite ayuda exterior para gestionar adecuadamente sus emociones y sus pensamientos. Se sabe que ante unas mismas circunstancias o hechos no todos reaccionamos igual, mientras uno está muy agobiado, otro se toma las cosas con más calma.
Fuente: Así influye un mal rollo en el trabajo en tu vida familiar, en ABC, 19 de septiembre de 2022
Foto: Imagen de Prawny en Pixabay